El aumento de pecho es una de las intervenciones de cirugía plástica más comunes a nivel internacional. La evolución técnica ha permitido ampliar las opciones terapéuticas, que van desde la colocación de prótesis mamarias hasta el injerto de grasa autóloga como alternativa biocompatible. La selección de la técnica depende de múltiples factores anatómicos y funcionales, incluyendo el volumen deseado, la calidad de los tejidos y la presencia o no de ptosis mamaria.
Clínica Brasó es el lugar indicado para llevar a cabo este tipo de intervenciones. Aplicamos técnicas avanzadas que mejoran tanto la seguridad quirúrgica como la recuperación. Gracias al uso de bloqueos nerviosos, es posible realizar una cirugía sin dolor, con menor riesgo de contractura, menos molestias postoperatorias y una recuperación más rápida. Este enfoque no solo optimiza el confort del paciente, sino que también permite una incorporación más temprana a la rutina diaria y aporta mayor seguridad anestésica. Además, nuestros tratamientos incluyen ocho sesiones postoperatorias de drenaje linfático, ultrasonidos y radiofrecuencia Indiba, un complemento que en muchos centros no se ofrece y que resulta clave para reducir la inflamación y los riesgos de contractura capsular, acelerar la cicatrización y mejorar los resultados estéticos.
En este artículo exponemos las principales técnicas actuales para el aumento mamario, desde procedimientos con implantes hasta abordajes sin prótesis, como el lipofilling, así como su aplicación combinada en casos de mastopexia con aumento. También se describe el papel del injerto graso en la reconstrucción mamaria y el rejuvenecimiento facial, dada su capacidad de restaurar volúmenes y mejorar la calidad cutánea.
Proporcionaremos una visión integral para comprender las indicaciones, límites y beneficios de cada técnica quirúrgica disponible en el contexto del aumento de pecho.
El aumento de pecho requiere una planificación personalizada basada en criterios anatómicos y objetivos estéticos específicos. La morfología torácica, la cantidad de tejido mamario, la calidad cutánea y la proporción corporal son factores determinantes en la elección de la técnica quirúrgica más adecuada.
Una evaluación exhaustiva preoperatoria permite definir el volumen deseado, el tipo de abordaje y la posible necesidad de procedimientos combinados, como una mastopexia en casos de ptosis mamaria. La definición de objetivos estéticos debe ser precisa y tiene que diferenciar entre quienes buscan un resultado volumétrico más marcado y quienes priorizan un efecto natural y armónico.
Conoce más sobre el aumento de pecho con prótesis
La elección del acceso quirúrgico (inframamario, periareolar o axilar) y de la forma de la prótesis responde tanto a criterios médicos como a preferencias estéticas. Cada técnica presenta ventajas específicas en cuanto a visibilidad de la cicatriz, adaptación al plano anatómico y resultado final, lo que refuerza la importancia de un enfoque quirúrgico personalizado y basado en evidencia.
El aumento de pecho ha evolucionado significativamente en las últimas décadas, y cuenta con una variedad de técnicas quirúrgicas disponibles para satisfacer las necesidades individuales de cada paciente. En Clínica Brasó es el lugar indicado para llevar a cabo este tipo de intervenciones, gracias a la combinación de experiencia quirúrgica, tecnología avanzada, protocolos personalizados y un enfoque integral del postoperatorio que acelera la recuperación y optimiza los resultados estéticos.
Es una técnica clásica y ampliamente validada, basada en la colocación de prótesis para incrementar el volumen y proyectar el polo superior de la mama. Existen múltiples variables técnicas a definir:
Indicada especialmente en casos donde se busca un aumento de volumen considerable, mejor proyección o una firmeza sostenida en el tiempo.
Indicación específica para pacientes con ptosis mamaria, donde el tejido glandular y la piel han perdido su soporte y firmeza. La intervención combina la elevación del complejo areola-pezón y la redistribución del tejido mamario con el aumento de volumen, ya sea mediante implantes o lipofilling.
La mastopexia con aumento permite restablecer la forma, firmeza y posición mamaria en un solo procedimiento, aunque requiere una planificación quirúrgica rigurosa para evitar complicaciones como el deslizamiento del implante o la pérdida de proyección.
Consiste en la obtención de grasa mediante liposucción de zonas donantes (abdomen, flancos, muslos), su procesamiento mediante decantación o centrifugado, y posterior infiltración en el tejido mamario con microcánulas. Es una técnica que ofrece múltiples ventajas:
Limitada a pacientes con reservas grasas suficientes y expectativas realistas, ya que el aumento volumétrico suele ser moderado. Se requiere una técnica precisa para maximizar la tasa de supervivencia del injerto.
Ver también: Ventajas y limitaciones sobre el aumento de pecho con lipofilling
El lipofilling no solo se utiliza para el aumento de pecho, sino que también tiene aplicaciones complementarias que pueden mejorar significativamente los resultados estéticos.
Uno de los usos más comunes es la corrección de asimetrías mamarias. Muchas mujeres presentan diferencias en el tamaño o la forma de sus senos, y el lipofilling permite ajustar estas discrepancias de manera precisa y natural. Estas son las aplicaciones:
El injerto de grasa autóloga tiene un papel consolidado en el contexto de la reconstrucción mamaria, tanto en reconstrucciones inmediatas como diferidas, y puede utilizarse con distintos objetivos:
La técnica puede combinarse con colgajos o integrarse en protocolos de reconstrucción por etapas. El número de sesiones puede variar según la capacidad de recepción del tejido y la tasa de reabsorción del injerto.
Selección del cirujano
Evaluación del estado de salud general
Expectativas realistas y comprensión del procedimiento
El periodo de recuperación tras un aumento de pecho representa una fase determinante para la evolución clínica y los resultados estéticos finales. En los días posteriores a la intervención, es habitual la presencia de inflamación, hematomas y molestias moderadas, controladas mediante analgesia pautada por el equipo quirúrgico. El uso de sujetador de compresión es fundamental para estabilizar los implantes, reducir la hinchazón y favorecer una correcta integración del tejido.
Gracias a los bloqueos nerviosos y a los tratamientos postoperatorios, la recuperación es mucho más rápida y con menos molestias. Durante las primeras semanas, es recomendable mantener reposo relativo y evitar esfuerzos físicos, especialmente aquellos que implican la activación del cinturón escapular. En solo una semana, la paciente podrá volver a conducir y hacer vida prácticamente normal (excepto ejercicio físico). No obstante, caminar a ritmo suave está indicado desde los primeros días para mejorar el retorno venoso y reducir el riesgo de trombosis. La reanudación de la actividad física progresiva debe realizarse únicamente bajo indicación médica y de forma escalonada. Seguir con rigor las indicaciones médicas durante todo el proceso postoperatorio es indispensable para preservar la seguridad, optimizar el resultado y reducir el riesgo de complicaciones.
Ver también: Atención al paciente internacional: cómo elegir la mejor clínica para tu tratamiento
El seguimiento postoperatorio estructurado es clave en el control del proceso de recuperación. Las revisiones permiten verificar la cicatrización, controlar posibles complicaciones y realizar ajustes si fuera necesario. En algunos casos, puede requerir de la retirada de suturas o la modificación del vendaje compresivo. Comunicar cualquier síntoma inusual, como fiebre persistente, secreción o dolor agudo, es esencial para una intervención temprana.
La recuperación total puede extenderse varias semanas, dependiendo del tipo de técnica utilizada y las características individuales. Seguir con rigor las indicaciones médicas durante todo el proceso postoperatorio es indispensable para preservar la seguridad, optimizar el resultado y reducir el riesgo de complicaciones.
La personalización es un principio fundamental en cualquier procedimiento de aumento de pecho, ya que permite adaptar la técnica quirúrgica a la anatomía torácica y a los objetivos estéticos de cada caso. Uno de los aspectos más relevantes es la elección del implante, que debe definirse en función del volumen deseado, el perfil del implante, el tipo de gel y la proporción del tórax. La selección correcta garantiza un equilibrio entre proyección, naturalidad y simetría.
Otro factor técnico a individualizar es la ubicación de la incisión. Las vías más comunes son la inframamaria, la periareolar y la axilar. Cada una presenta ventajas específicas en términos de acceso quirúrgico, visibilidad de la cicatriz y riesgo de complicaciones. La decisión debe basarse en criterios anatómicos y quirúrgicos para optimizar el resultado y reducir el impacto cicatricial.
La posición del implante también condiciona el resultado final. La colocación puede ser subglandular o submuscular, y cada opción presenta diferencias en cuanto a integración, recuperación postoperatoria y riesgo de contractura capsular. La evaluación de la cobertura tisular y la actividad muscular es determinante para indicar el plano de colocación más adecuado.
Un abordaje personalizado en todas las fases del procedimiento garantiza resultados estéticos armónicos, seguros y duraderos. Es por eso que Clínica Brasó es la mejor alternativa para las pacientes que están buscando aumentar el volumen de su pecho. Puede pedir su cita aquí.
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