La reafirmación de género en personas trans masculinas es un proceso médico complejo, profundamente personal y multidimensional. En muchos casos, este proceso incluye intervenciones médicas y quirúrgicas que permiten al individuo alinear su identidad de género con las características físicas de su cuerpo.
Entre estas intervenciones, la mastectomía trans —también conocida como cirugía de masculinización torácica— ocupa un lugar central como una de las herramientas más solicitadas para lograr un torso plano y masculino. Sin embargo, su verdadero valor va mucho más allá de lo estético.
A nuestros pacientes, según su perfil, podemos ofrecerles dos técnicas de mastectomía trans, la primera se llama subcutánea ultrasónica, ideal para pacientes con pechos pequeños y firmes, y tenemos la mastectomía horizontal a través de una incisión horizontal en el pecho para masculinizar el tórax.
La identidad de género con la que un paciente fue asignado desde su nacimiento no siempre está alineada con su expresión. Las estrategias terapéuticas para abordar este malestar pueden incluir apoyo psicológico, hormonoterapia y, en algunos casos, cirugía de afirmación de género. Estas intervenciones deben estar siempre guiadas por el principio de autonomía personal y el acompañamiento médico integral, sin patologizar la identidad trans.
En este contexto, la cirugía de reafirmación —y en particular, la mastectomía— se convierte en una herramienta de afirmación somática, es decir, una forma concreta de lograr coherencia entre el cuerpo y la identidad. No se trata de una solución universal ni obligatoria: muchas personas trans no optan por cirugías, y su identidad es igual de válida. Pero para quienes deciden dar este paso, la intervención quirúrgica representa mucho más que un cambio físico: es una forma de liberación corporal, alivio emocional y empoderamiento.
Conoce más sobre la mastectomía trans y sus técnicas
Tradicionalmente, la mastectomía trans se ha abordado de forma aislada, enfocándose únicamente en la eliminación del tejido mamario. Sin embargo, las necesidades de los hombres trans y personas no binarias, asignadas mujeres al nacer, van más allá de lograr un pecho plano. La búsqueda de una imagen corporal congruente con su identidad incluye otros elementos clave como la definición del abdomen masculino, la masculinización de la cintura, flancos, espalda y en algunos casos el modelado del tren inferior.
Por ello, en Clínica Brasó apostamos por una visión quirúrgica integral: la combinación de la mastectomía de precisión con técnicas avanzadas de masculinización corporal, como la lipoescultura de alta definición, permite no solo eliminar el tejido mamario, sino también esculpir un contorno corporal global que refleje con mayor fidelidad el ideal masculino de cada paciente. Esta integración no solo mejora los resultados estéticos, sino que potencia el bienestar psicológico y la percepción de la identidad.
Antes de planear una mastectomía trans con precisión, es esencial comprender la anatomía del complejo mamario, su variabilidad individual y los factores que influyen en la selección de la técnica quirúrgica. Estas bases anatómicas y las evaluaciones preoperatorias permiten minimizar riesgos, optimizar resultados estéticos y mantener la funcionalidad (sensibilidad, cicatrización) dentro del proceso de reafirmación de género.
El pecho está compuesto por tejido glandular, graso y conectivo, cuya proporción varía según el IMC, edad, y exposición a hormonas. En pacientes bajo terapia con testosterona, puede observarse una reducción parcial del tejido glandular, pero generalmente persiste volumen mamario significativo que debe abordarse quirúrgicamente.
El complejo areola-pezón (NAC) recibe vascularización a través de ramas perforantes intercostales y es necesario mantener un grosor adecuado del tejido subcutáneo. En el caso particular de la mastectomía horizontal, es posible reducir el tamaño de la areola y del pezón para lograr una estética más masculina. Factores como la elasticidad de la piel, grado de ptosis mamaria y distancia del pezón al esternón o al pliegue inframamario ayudan a determinar la técnica más segura y estética para cada paciente.
La elección de la técnica en la mastectomía trans depende de varios factores: volumen mamario, exceso cutáneo, calidad de la piel, expectativas del paciente y posibilidad de conservar la sensibilidad del NAC. En pechos pequeños y con buena elasticidad, puede indicarse un abordaje periareolar. Para volúmenes mayores o ptosis significativa, la técnica de doble incisión con injerto libre del pezón (DIM) es la opción más estable y segura.
Escalas como la de Fischer clasifican los pechos según grado de volumen y caída, ayudando al cirujano a definir el abordaje más óptimo. En Clínica Brasó aplicamos estos protocolos quirúrgicos junto con una evaluación personalizada, considerando también factores de riesgo como IMC elevado, tabaquismo o comorbilidades, que pueden aumentar la probabilidad de complicaciones como cicatrices hipertróficas, necrosis o necesidad de revisiones.
En Clínica Brasó, la elección de la técnica quirúrgica más adecuada —mastectomía subcutánea ultrasónica o mastectomía horizontal— se realiza tras una valoración clínica exhaustiva y personalizada. No se trata solo de eliminar tejido mamario, sino de diseñar un resultado coherente con la anatomía y los objetivos estéticos de cada paciente.
A nuestros pacientes les ofrecemos dos técnicas, son las siguientes:
La mastectomía subcutánea, o de preservación cutánea, es la técnica más utilizada en la masculinización torácica en hombres trans con volúmenes mamarios reducidos a moderados. Su objetivo es lograr un tórax plano y masculino, respetando la anatomía individual y reduciendo al mínimo las cicatrices visibles, siempre con un enfoque seguro y ético. En muchos casos, esta técnica puede requerir de la combinación de otros procedimientos como lipofilling de pectorales para mejorar la forma y el volumen del pecho, por supuesto, siempre con el objetivo de masculinizar.
Recomendada en casos con mayor volumen mamario, ptosis significativa o redundancia cutánea. Permite un control más amplio del contorno torácico y la posibilidad de reposicionar el NAC mediante injerto libre. Aunque deja una cicatriz más extensa, ofrece un resultado torácico plano y definido, especialmente eficaz en casos donde la subcutánea no sería suficiente.

El objetivo técnico es resecar completamente el tejido glandular mamario, manteniendo una fina capa de grasa subcutánea para evitar depresiones o hundimientos en la transición entre piel y músculo. Esta capa actúa como “acolchado” que proporciona un contorno más natural y suaviza las líneas del tórax.
Durante la disección, se debe preservar la vascularización del complejo areola-pezón (NAC) o del injerto, si se realiza. La irrigación depende de ramas perforantes intercostales y debe respetarse para evitar necrosis. Por ello, se emplea electrocoagulación de bajo impacto y técnica meticulosa para reducir el daño térmico a la red vascular subdérmica.
Para lograr una cicatrización estética y funcional, se utilizan suturas en múltiples planos, con puntos de anclaje dérmico profundo que minimizan la tensión sobre la piel. En algunos casos, se aplica una técnica de “retardado vascular” previa al injerto del NAC para mejorar su viabilidad.
El cuidado postoperatorio incluye compresión torácica controlada, seguimiento de drenajes, y manejo precoz de complicaciones como seromas o hematomas. En Clínica Brasó, el seguimiento continuo permite ajustar el proceso de recuperación y optimizar tanto la estética como la funcionalidad del tórax. Como parte del postoperatorio, los pacientes tienen 10 días de drenaje linfático, de 6 a 10 sesiones de Indiba, ultrasonidos y en algunos casos, Cryosense. Todo este protocolo es indispensable no solo para una recuperación efectiva, sino para lograr resultados naturales y duraderos.
En el proceso de reafirmación de género, la masculinización torácica es solo una parte del objetivo global: construir una silueta corporal que refleje con mayor fidelidad la identidad masculina. En Clínica Brasó, integramos técnicas avanzadas de lipoescultura de alta definición para complementar la mastectomía y alcanzar un contorno corporal armónico y personalizado en hombres trans.
Conoce más sobre la masculinización corporal
El torso masculino ideal se caracteriza por una estructura en «V», con espalda y hombros anchos, cintura más estrecha y abdomen definido. En contraste, las personas asignadas mujeres al nacer tienden a acumular grasa en caderas, flancos y zona infraumbilical, lo que puede desdibujar este perfil.
La lipoescultura masculina tiene como objetivo eliminar grasa localizada, afinar zonas curvas y resaltar líneas musculares clave: rectos abdominales, oblicuos y flancos. Este modelado no busca una delgadez extrema, sino una masculinización corporal armónica, respetando la anatomía de cada paciente.
Utilizamos tecnologías como LipoSculpt 4D, VASER® y UGraft, que permiten emulsificar y extraer grasa de forma precisa y segura. Estas plataformas de alta definición (HD) preservan estructuras vasculonerviosas y permiten esculpir el cuerpo con resultados más naturales y definidos.
En algunos casos, se combina la liposucción con lipomodelado, reinyectando grasa purificada en zonas específicas para acentuar contornos masculinos, como pectorales o deltoides. La intervención se planifica considerando vectores de succión y zonas de transición, evitando irregularidades y logrando una silueta fluida.
Cuando se realiza en conjunto con la mastectomía, se puede aprovechar el mismo acto quirúrgico para abordar regiones adyacentes, como axilas, laterales del tórax o abdomen superior, optimizando el acceso y la simetría, logrando un resultado corporal más atlético, natural y duradero.
Combinar mastectomía trans y lipoescultura avanzada en una sola cirugía ofrece múltiples beneficios: menor número de intervenciones, un único periodo de recuperación y mejor integración estética de los resultados. No obstante, requiere una evaluación preoperatoria exhaustiva, incluyendo pruebas sanguíneas, valoración cardiovascular y análisis del estado general.
En Clínica Brasó, garantizamos que cada procedimiento combinado cumpla con los estándares de seguridad más exigentes. Limitamos la duración total quirúrgica para evitar complicaciones asociadas a la anestesia prolongada, como fatiga quirúrgica, sangrado excesivo o hipotermia.
Es preciso aclarar que usamos anestesia general durante el proceso y bloqueos nerviosos que ayudan a reducir el dolor y las molestias en el postoperatorio, contribuyendo a una mejor recuperación.
Ver también: Masculinización corporal: técnicas para lograr resultados naturales en personas trans
Como toda intervención quirúrgica, la mastectomía trans y la masculinización corporal por lipoescultura conllevan riesgos potenciales. En Clínica Brasó aplicamos protocolos estrictos de seguridad para minimizar complicaciones, pero es fundamental que los pacientes estén informados y acompañados durante todo el proceso.
Entre las más frecuentes se encuentran el hematoma, seroma, infección local, dehiscencia de bordes y, en casos menos comunes, necrosis parcial de piel o del complejo areola-pezón (NAC). Estas suelen aparecer en los primeros días postoperatorios y requieren vigilancia médica activa.
Según series clínicas, la tasa de reintervención en las primeras dos semanas se sitúa entre el 4 % y 9 %, siendo el hematoma el motivo más frecuente. En estos casos, una intervención temprana puede evitar secuelas mayores y preservar los resultados estéticos.
A largo plazo, pueden presentarse cicatrices hipertróficas o queloides, asimetrías, retracción cutánea, irregularidades de contorno o insatisfacción con la forma torácica. Estas situaciones, aunque menos frecuentes, pueden requerir revisiones quirúrgicas, injertos de grasa o microinjertos para suavizar relieves y mejorar la simetría.
En la cirugía de mastectomía trans y masculinización corporal, el respeto a la autonomía y la identidad de las personas trans es tan importante como la técnica quirúrgica. En Clínica Brasó, el proceso comienza con un consentimiento informado claro, donde se explican los posibles resultados, limitaciones, riesgos, sensibilidad esperada del NAC y la posibilidad de revisiones futuras. La honestidad es clave para alinear expectativas y construir confianza.
El acompañamiento incluye evaluación psicológica preoperatoria, especialmente en pacientes que lo requieran, y seguimiento emocional a lo largo del proceso. Todo el equipo respeta de forma activa la identidad y los pronombres de cada persona, evitando estigmas y garantizando una atención segura, ética y personalizada.
Te invitamos a solicitar una consulta personalizada, donde evaluaremos tus objetivos, anatomía y necesidades para diseñar un plan quirúrgico seguro, respetuoso y alineado con tu identidad.
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